Seguro que has oído hablar de él y lo habrás usado en la consulta del dentista al finalizar una sesión o tratamiento, pero ¿sabías que también los hay para uso doméstico?
El irrigador dental es una pequeña máquina parecida en tamaño y forma a un cepillo de dientes eléctrico, que complementa nuestra higiene bucodental, permitiéndonos realizar una limpieza más profunda en nuestra boca. Funciona mediante un chorro de agua a presión que penetra en las zonas de los dientes y encías donde el cepillo simplemente a veces no puede llegar. Esto facilita la expulsión de residuos de alimentos que hayan podido quedarse en nuestra boca, a pesar de habernos lavado los dientes. Además, nos ayuda a sentir una sensación de frescor en la boca.
Todo el mundo puede usarlo, pero se recomienda su utilización especialmente en aquellas personas que tienen encías delicadas, implantes y ortodoncias.
Aunque el método de utilización es muy sencillo, te recomendamos que tengas en cuenta que debes dirigir el chorro de agua directamente a las encías y dientes, recorriendo toda la dentadura y espacio interdental, siguiendo una única dirección para que no se te olvide ninguno.
A la hora de elegir el modelo adecuado te recomendamos que lo consultes con tu dentista, ya que dependerá de tus circunstancias personales, como por ejemplo, si sufres algún tipo de inflamación bucal o simplemente quieres usarlo preventivamente.