Son muchas las causas que pueden provocar roturas o lesiones tanto en los dientes como en los tejidos blandos: caídas, impactos, accidentes mientras se practican deportes. Este tipo de traumatismos son relativamente frecuentes –especialmente en menores de edad hasta 12 años– y pueden provocar una gran diversidad de daños, desde pequeños problemas superficiales a la pérdida de piezas dentales.
Una contusión en un diente es motivo para venir a la clínica de urgencia. Hay que tener en cuenta que aunque el diente no sangre o no se mueva, puede haber sufrido daños internos que afecten a la encía, al esmalte o incluso la dentina que debemos descartar mediante radiodiagnóstico.
Los golpes pueden provocar que los dientes se muevan, la drástica modificación de uno o varias piezas dentales, roturas y también heridas sangrantes en el interior de la boca. Golpes fuertes pueden afectar a la pulpa dental e incluso la rotura o fractura de la corona provocando un gran dolor.
En caso de impacto o accidente lo primero es venir a vernos cuanto antes. MUY IMPORTANTE: si hay un trozo de diente que se nos ha desprendido o incluso un diente entero, debemos hacer lo posible por conservar la pieza o el fragmento desprendido para tratar de unirlo nuevamente. En caso de que haya daño interno, es probable que haya que practicar una endodoncia para poder reconstruir el diente sin dolor. En los casos más extremos quizás haya que retirar los fragmentos irreversiblemente deteriorados y sustituir el diente perdido por un implante. Y a parte del tratamiento que precisen los dientes, habrá que examinar los posibles daños a las encías y al hueso.
Así que, por favor, mucho cuidado con los dientes. Y si por desgracia sufrimos un accidente, es importante no entrar en pánico, saber reaccionar y venir a la clínica cuanto antes.