Solemos hablar mucho de las funciones de nuestros dientes y nuestra mandíbula, tanto de día como de noche, pero ¿qué hace nuestra mandíbula cuando no hace nada?
A diferencia de lo que mucha gente cree, cuando la mandíbula está en reposo no está cerrada, sino que cuelga del cráneo y queda liegeramente abierta entre los dientes. Esta cuestión es especialmente interesante para todas aquellas personas que practican técnicas de relajación consciente y que tienen interés en observar a esta poderosa articulación en ausencia de actividad. Ese espacio libre interoclusal sin embargo es realmente pequeño, mide apenas 2 milímetros de incisivo a incisivo, y el alineamiento de la mandíbula en 8 de 10 personas no presenta desviaciones ni hacia delante, ni hacia detrás, ni lateralmente.
La mandíbula en estado de relajación está sujeta por una red elástica de músculos, tendones y tejidos entre los que se incluyen la lengua y los labios. Y esa red absorbe el peso del hueso de la mandíbula, cualquier presión ejercida en dirección opuesta y la postura de la cabeza, sin perder de vista el tono muscular; es decir, no cuelga desactivada sin más sino que siempre se encuentra disponible y dispuesta al movimiento en un tono perfectamente equilibrado. Curiosamente, ese tono muscular reacciona con asombrosa sensibilidad a nuestros estados emocionales, y a la información nerviosa suministrada por la mucosa oral y los receptores de la articulación.
Por lo tanto la mandíbula en reposo no cuelga sin más sino que permanece amortiguada en un estado cambiante que se adapta a diferentes factores. De hecho, la posición neutra de nuestra mandíbula puede cambiar de la noche a la mañana si por ejemplo nos sometemos a una extracción y nuestro equilibrio mandibular cambia. El envejecimiento, el desgaste, cambios en los retenes oclusales o ciertas posturas mandibulares como la maloclusión son otros factores que hacen que nuestro equilibrio mandibular se vaya a adaptando. Así, en otro ejemplo, en los sujetos que presentan una mordida cruzada unilateral, aumenta la actividad muscular a la altura del hueso temporal del lado opuesto que tiende a compensar que la mandíbula se desvíe hacia ese lado en reposo.
La mandíbula se puede relajar, se puede trabajar, fortalecer, masajear, cuidar y observar con el mismo esmero con que tratamos cualquier otra articulación esencial. Y si eres de las personas que practican meditación o técnicas de relajación, te invitamos –si no lo haces ya– a que observes tu mandíbula en reposo y descubras el enorme campo de placer que podemos encontrar en ella.
La mandíbula no solo es fascinante, también es absolutamente esencial para nuestro día a día. Es una articulación siempre dispuesta a la actividad y si se resiente por algún factor las molestias suelen ser enormes. De hecho, cualquier problema de mandíbula enseguida genera un detrimento en nuestra normalidad. Si notas alguna molestia en tu mandíbula, alguna sensación inusual o molestia, no dudes en venir a visitarnos. En nuestra clínica podemos hacerte un diagnóstico que nos permita saber qué está pasando.