Las encías sanas no sangran, y aunque los sangrados son muy comunes y por diversas causas, también son síntoma de que podemos mejorar nuestra salud bucodental.
Si te sangran las encías entonces tienes una buena razón para venir a vernos. No importa que sea durante el cepillado, al usar el hilo dental o esporádicamente. No tiene por qué se nada grave, pero tampoco es nada que merezca ser ignorado.
Normalmente las encías sangran por un exceso de placa bacteriana. Los restos de comida generan placa bacteriana que a su vez produce inflamación de encía y con ella sangrado. Este sangrado se puede acentuar durante el cepillado y muy comúnmente al utilizar hilo dental. Para subsanar este problema, lo más recomendable es venir a vernos, hacer un diagnóstico de la encía, llevar a cabo una limpieza en profundidad y reexaminar los hábitos de higiene diaria.
No todos los sangrados están indicando lo mismo ni todas las enfermedades periodontales se encuentran en la misma fase. Como decíamos, las encías sanas no solo no sangran sino que es difícil que sangren. A medida que una enfermedad periodontal se complica, empieza a aparecer enrojecimiento, hinchazón, mal aliento, híper sensibilidad y finalmente dolor agudo. Si además notamos que las encías empiezan a retraerse, entonces sí debemos considerar que tenemos un cuadro bastante complicado.
Aunque ojo, no hace falta alarmarse. Un cepillado brusco, una falta de vitaminas, cambios hormonales –por ejemplo durante el embarazo–, llagas, estrés, ciertas medicaciones o problemas de coagulación también están en el origen de ciertos sangrados. Existen otros problemas cuyos tratamientos son algo más complejos, por ejemplo, apiñamientos o malas oclusiones, en cuyo caso será necesario plantear una ortodoncia.
La mejor forma de acabar con los sangrados es extraer la placa acumulada mediante una limpieza profesional mediante ultrasonidos y frenar el avance cualquier posible infección. A veces hace falta hacer un raspado o pulido radicular. Una vez hecha esta limpieza, conviene usar cepillos suaves, cepillarse un par de veces al día, usar hilo dental, y mantener buenos hábitos en general –plantéate dejar de fumar si es tu caso–.
Si ignoras los sangrados y la enfermedad periodontal avanza, podemos acabar encontrándonos con un una periodontitis irreversible, lo que pone en riesgo grave el diente mismo. Y eso no va a quitarnos las ganas de sonreir.
Así que ya sabes, si notas que tus encías sangran, vente a vernos para que podamos devolverte las ganas de sonreír con toda tranquilidad.