Si eres de los que no se lava los dientes, este post te interesa.
El 12% de los españoles no se lava los dientes, o al menos no lo hace todos los días. Lo dice la encuesta realizada por el Consejo de Dentistas. Y aparentemente la razón es que no tenemos tiempo para cuidar de nuestra salud bucodental. Sin embargo los expertos opinamos que si se tuviera auténtico conocimiento de lo que implica no cepillarse los dientes, ese porcentaje caería drásticamente.
No cepillarse los dientes conlleva consecuencias muy negativas a medio largo pero seguras. En otras palabras, si no te lavas los dientes, antes o después, vas a tener problemas, problemas de salud dentro y fuera de la boca, problemas psicológicos, y también problemas económicos.
De menor a mayor importancia, los primeros síntomas son acumulaciones de placa bacteriana en la boca, luego aparecen las primeras y pequeñas caries, seguidamente inflamaciones de encías, mal olor de aliento, tinción de los dientes, aparición de llagas, de sarro, de dolor,… mucho dolor –conviene recordar que pocos dolores son más agudos que el que se sufre cuando tenemos problemas en los dientes–, y seguidamente pérdida de agarre del diente, y con el tiempo la pérdida de los dientes en sí. Esto por no mencionar enfermedades a un nivel más general y por supuesto, la destrucción de tu imagen personal, un enorme descenso de tu autoestima, y un enorme gasto económico en dentistas.
Cepillarnos los dientes requiere entre 2 y 3 minutos de nuestro tiempo después de cada comida. La finalidad es eliminar los restos de comida que quedan atrapados en los huecos entre nuestros dientes y que nuestra saliva no es capaz de descomponer. Para una mayor eficiencia, después de cepillarnos, podemos usar hilo o seda dental, un irrigador dental, y un enjuague. Estos últimos métodos podemos reservarlos para la rutina doméstica nocturna, porque es durante las horas de sueño de la noche cuando la salud de nuestra boca sufre mayores ataques.
Este pequeño ritual no es un castigo ni una pesadez, ni mucho menos, es una inversión en tranquilidad, salud y belleza que además puede echarnos una mano a descender nuestros niveles de estrés. Y no llevará en ningún caso más de 10 minutos. Irnos a la cama con la tranquilidad de saber que nos acostamos con nuestra boca perfectamente limpia y sana puede empezar a convertirse en una pequeña fuente de tranquilidad, y en un hábito muy saludable que agradeceremos toda la vida. Y si además somos capaces de acudir al dentista una vez cada seis meses para controlar que está todo bien, entonces sentiremos que una parte esencial de nuestro cuidado personal está cubierto.
Disfrutar de una buena salud dental está al alcance de prácticamente todo el mundo. Ciertamente hay casos de enfermedades o patologías ocasionadas por factores que trascienden el cuidado diario, pero aún así, unos buenos hábitos diarios siempre contribuirán a minimizar los daños de cualquier enfermedad bucodental que podamos padecer. Y sinceramente, quizás una comida fuera de casa puede provocar que nos saltemos un cepillado, pero casi siempre hay espacio y tiempo a lo largo del día para atender a la salud de los dientes.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que quienes sencillamente no practican el cuidado y cepillado diario varias veces al día son unos inconscientes y unos dejados, cuyos malos hábitos muy seguramente acaban manifestándose en otras muchas esferas de su cotidianidad más allá de su salud dental.